El fiscal jefe de Teruel ha pedido la incapacitación de un vecino de Obón por cansino en sus denuncias al Ayuntamiento. El procedimiento empezará con un examen
médico forense para determinar si el tenaz opositor está en su sano juicio. Parece ser que en los últimos 20 años ha
cosido a denuncias la administración local –cerca de 100- y todas ellas se han
archivado.
El fiscal jefe de Teruel considera que se ha abusado de la
Administración y que hay que poner freno a su cansino empeño por atiborrar de
denuncias la sede judicial.
A los que conocemos la dinámica interna de la Paeria de Lleida nos es fácil caricaturizar con esta noticia las eternas sospechas de parte de la
oposición municipal. En el último pleno sobre el estado de la ciudad Montse Minguez
cifró las preguntas y las solicitudes de informes que presenta la
oposición cada mes –todas ellas cocinadas en una desconfianza sistémica- y créanme, el caso de Obon es un chill out ibicenco
comparado con el torrente de preguntas, muchas de ellas prescindibles y en algún punto absurdas, que
llueven en diferentes departamentos municipales.
Cuentan que “el cansino de Obón”, al recibir la notificación, sorprendido él, se indignó de lo lindo por la decisión de
la Fiscalía. «No denuncio por denunciar. Lo que está ocurriendo en Obón es una barbaridad» declaró al Heraldo
de Aragón. Es así, él, en su interior, lo cree así: una barbaridad. Porque
vive convencido de que está llamado a destapar un WaterGate a la turolense o un caso “Els Pujol” versión baturra. Opino con respeto y cierta tristeza, que es
fácil que este ciudadano viva en otra realidad.
Todo lo suyo se archiva. Todo
queda en nada. Porque, tal vez, la
realidad sea que la administración funciona con normalidad absoluta. Los ciudadanos
que viven fuera de la burbuja de los partidos deberían plantearse si la
oposición en modo cansino que practica “Junts pel NO a la Paeria” tiene realmente alguna utilidad.