martes, 17 de mayo de 2022

"UE Lleida, pasado y presente"

 

"UE Lleida, pasado y presente"

 Todos tenemos un pasado; la Unió Esportiva Lleida también. El Lleida jugó en primera división la temporada 93-94. Recuerdo bien ese año porque yo trabajaba de chico para todo en Antena 3 de Radio y entre otras cosas cubría los partidos del Lleida, todos tenemos un pasado insisto. Acompañaba a José Antonio García Barranco en sus retransmisiones y me tocaba poner el micro en alguna rueda de prensa. Fue así como pude seguir las peripecias de Mané, Matosas y Soren Andersen, entre otros. También viví la descomunal bronca de Benito Floro, a la sazón entrenador del Real Madrid, a sus jugadores por perder 2 a 1 en el Camp d’Esports. Se pueden imaginar lo que supuso esa victoria para los que estábamos allí. El ascenso a primera trajo el estadio actual y fue, sin ánimo de polemizar, la mayor alegría deportiva que ha vivido mi generación en esta ciudad.

El ascenso se había consumado en junio del 93 en un antológico partido en casa contra el Badajoz, 3-0 ganamos, con invasión de campo incluida. Soy consciente de que cualquier seguidor del Lleida conoce bien esta historia, pero no sobra recordarla de vez en cuando; por ejemplo, yo se la he explicado ahora a mis hijos que no la sabían.

Algo así como junio del 93 vivimos este domingo en el Camp d’Esports con el pase de oro al play-off de ascenso. Era el Lleida de las grandes ocasiones. Mis dos hijos animaron desde el Gol Norte con los Rudes Lleida, justo detrás de la portería y luego saltaron al campo como hiciera yo en el verano 93. Vuelve esa magia, aunque el precio que han pagado los jugadores por ello haya sigo carísimo: mucho sudor y demasiadas lágrimas. Yo no sé cómo hacer que el Lleida triunfe deportiva, económica y socialmente, ya hay gente que se dedica a pensar eso, pero sé que debemos aprovechar ese espíritu de la UE Lleida que sigue vivo tras los años, que nunca ha muerto, llamen al club como lo llamen. Ese espíritu pide a gritos la implicación de la sociedad leridana. Olvídense ya de las administraciones como única pata del proyecto, el Lleida lo hemos de hacer crecer entre todos.