lunes, 13 de agosto de 2018

Lleida después de Ros.


Àngel Ros ha tenido que jugar en tres barrizales impracticables: la crisis económica, el Procés y la explosión de las redes sociales. Tres imprevistos ajenos a la gestión municipal que, sin embargo, le han condicionado en el plano político y personal (si es que se puede desvincular un  plano del otro).  Ha sido un alcalde exigente con su equipo y consigo mismo, y no lo ha tenido fácil. Sobre todo durante el mandato actual con una oposición apostada en el burladero criticando tanto las jugadas por la izquierda como las de la derecha y las de centro. Ros no ha rehuído jamás el cuerpo a cuerpo y se ha mantenido leal a un modelo de ciudad basado en el respeto de derechos y exigencia de deberes a la ciudadanía; y la obsesión por la educación y la economía del conocimiento. La crisis económica global supuso un mazazo a la sociedad y a la gestión municipal de su mandato, no obstante, reconocerán que pocos servicios municipales se resintieron (más allá de las grandes inversiones) pese a los recortes salvajes de la Generalitat de Artur Mas “Cerrada por Procés” y las leyes Montoro. El Procés es división y obsesión. El PSC no se escapó de sufrir los envites de esa división y Ros pasó de liderar el sector crítico a la gestión de Pere Navarro por considerarla "poco catalanista" (Navarro defendía una consulta legal y acordada) a presidir el PSC de Iceta (que de consulta ni hablar) en una maniobra que, seamos honestos, requiere un plus de explicación para ser comprendida. Y es que a todo el mundo le ha costado encontrar su sitio en este obsesivo Procés, incluso a sus propios promotores, cuando el truco consiste en pasar de él, no entrar en ese Matrix y dedicarse al mundo real. Las redes sociales han sido otro barrizal. En muchas ocasiones se quedó totalmente solo ante un acoso digital desproporcionado de perfiles falsos. Algún día la sociedad tendrá que reflexionar sobre el acoso digital.  También el Gabinete de alcaldía ha sido protagonista de demasiadas polémicas en las redes para tratarse de un Gabinete -polémicas que se podrían haber evitado con ejercicios de contención- y eso no ha ayudado a centrar el debate digital en los proyectos municipales.  Pero es agua pasada. Barack Obama ilustró con una metáfora náutica el balance de su mandato en la Casa Blanca en relación a las políticas sanitarias, dijo algo así como: “Hemos corregido unos pocos grados el rumbo del  trasatlántico. Hoy el cambio es imperceptible, pero con años de navegación veremos los resultados”.  El cubrimiento de las vías, el Parque Científico o el palacio de congresos entre otros proyectos son ejemplos de corrección del rumbo de la nave, con los años veremos que han sido jugadas clave para posicionar Lleida en la euro región a la que hacía mención el MHP Maragall. Se va un buen alcalde, con el que mantengo una deuda impagable por haber formado parte de su Gabinete y haber vivido con él su primera mayoría absoluta en 2007. The show must go on.  El PSC Lleida está organizando unas primarias para escoger su sustituto o sustituta, quien a su vez deberá liderar la lista municipal del cambio. Me consta que será un proceso transparente, cargado de honestidad y de ilusión, puesto que los dos candidatos postulados hasta la fecha apuestan por la renovación y la regeneración.     Sic transit gloria mundi.