Sé que a toro pasado todos somos más listos, pero cualquier persona mínimamente seguidora de la política local de Lleida sabía
que era difícil revalidar la alcaldía. La ola amarilla surfeada por Junqueras, el natural desgaste por el
tiempo del PSC en Lleida y una lista empática de ERC (todo ello mezclado y no agitado) hacían previsible el resultado
del 26 de mayo. Vienen en el PSC Lleida días
de reflexión serena; de reflexión constructiva. Tan injusto es atribuir la pérdida de la alcaldía al gobierno de los últimos años de Àngel Ros, Félix Larrosa
& Co como atribuírsela a la candidatura que ha obtenido siete concejales. No parece disparatado afirmar que estamos donde
estamos fruto de muchos factores todos ellos relevantes, todos ellos
causantes y todos tenemos parte de
responsabilidad. Alguien dijo una vez que trabajar en equipo tiene una cosa muy
buena: siempre puedes echar la culpa al otro cuando vienen mal dadas; pero
eso aquí ya no cuela. ¿Nuestra lista
podría haber sido más potente? Tal vez. ¿La pasividad del gobierno municipal
socialista durante el 1 de octubre nos ha pasado factura? Tal vez sí, pero son todas conjeturas y con conjeturas pasadas no se gana el futuro. Hoy toca encarar un nuevo tiempo con humildad, aprendiendo de los errores del pasado y contando con todo el mundo.
Hay que estar muy orgullosos del bagaje del PSC en Lleida. Somos una ciudad con una calidad de vida por encima de la media española. Una renta
per cápita elevada en relación al entorno. Tenemos una red importante de equipamientos sociales y culturales creados con amplios
consensos políticos que son un activo para el desarrollo de la sociedad y todo con el liderazgo de Antoni Siurana, Àngel Ros y el último año de Félix Larrosa. Para volver a liderar la acción de gobierno toca fortalecer el partido
implicando sobre todo a las personas que durante cuarenta años han tenido responsabilidades sociales y responsabilidades de
gobierno para reforzar un Grupo Municipal que suple con ganas e ilusión su falta de experiencia política. Es necesario, y esto es importante, que el partido sea por fin vinculante en el día a día de la política municipal. Toca ganar el futuro, y para ello el
tópico “unidad” deviene más que nunca imprescindible y yo añadiría otro:
humildad.