jueves, 10 de agosto de 2017

Estío.

Volver a mi Lleida frita al fuego lento de agosto. Sofocante.
Comprobar que los socios del gobierno de Catalunya, de subidón, proponen expropiar Port Aventura mientras se jactan de pinchar ruedas de bicicletas de alquiler ¿Pero la bici no era un medio de transporte sostenible a promover y defender? Me pierdo.
Nicolás Maduro plantea su proyecto al estilo Puigdemont: me paso la Constitución por el forro, porque yo lo valgo. Dos elegidos compartiendo viaje destino y mantra: democracia son los míos, no las leyes democráticas.  Lo sé, es muy cansino.
 Pasar página del periódico y ver a Donald Trump y Kim Jong-un en una escalada dialéctica propia de mal beber, exhibiendo cabezas nucleares como si fueran músculos, o colmillos, ya no sé.
La buena es que todas las administraciones públicas aunarán esfuerzos para la acogida de trabajadores temporales de la fruta en 2018. Un reto a escala 'supramunicipal' que se nos presenta cada campaña en la provincia de Lleida. Parece ser que las administraciones están de acuerdo en promover conjuntamente alojamientos dignos. Hoy los recursos públicos de los municipios afectados no pueden de ninguna manera asumir en soledad ese servicio.
Así está la humanidad.  Pero antes de juzgarla, no olviden que la humanidad somos cada uno de nosotros.