domingo, 24 de noviembre de 2019

Entender Lleida.


He visitado Granada en dos ocasiones. Las dos con motivo de bodas de amigos de Lleida: Joan y Cristina la primera vez, Gerard y Patricia la segunda. Las dos veces visité concienzudamente la Alhambra y el Generalife, una de ellas con guía profesional, que es la manera de entender bien lo que estás visitando.
Fue en la cena de la segunda boda cuando un  granadino, al explicarle que era la segunda vez que yo visitaba la Alhambra, me confesó: -Pues ya has estado más veces que yo-.  Es así. Por norma general los autóctonos tendemos a no conocer a fondo el patrimonio cultural que nos rodea, por grandioso que sea,  por el mero hecho de estar a nuestro alcance. A fuerza de verlo ahí arriba a diario, de sentirlo cerca, lo damos por sabido. Sin más. Pasa en Granada con la Alhambra, y, no se engañen, puede pasar en Lleida con la Seu Vella.
Así las cosas ayer sábado me apunté a una visita guiada al Turó de la Seu Vella, concretamente a la de las 13.00h, que era en catalán. Con la excusa ruin de mis hijos invertí 90 minutos del sábado en acercarme mejor el Turó, que es como acercarse mejor a entender cómo hemos llegado hasta hoy los leridanos. Una parte central de la visita se realiza en torno a una maqueta del conjunto arquitectónico situada en la “sala canonja”. La guía profesional utiliza esa maqueta de madera como recurso pedagógico para explicar la historia del Turó, insisto, la historia de Lleida.  De los íberos a los musulmanes; de las concesiones de Jaime I a Lleida por los “servicios prestados” a la caserna militar y campo de concentración pasando por aquella disparatada decisión decretada por Felipe V cuyo incumplimiento salvó la catedral.
No solo se trata de una visita a un conjunto arquitectónico imponente en perpetua restauración -que no es poco-, también es un repaso a las cicatrices de nuestra historia contada a través de las cicatrices del Turó, testigos del maltrato sufrido en todas las guerras posibles. La guía profesional relataba los siglos de forma amena, con prudente distancia científica, pero preocupada por hacer comprender al grupo que la escuchábamos la importancia crucial de Lleida en la época de esplendor de la Corona de Aragón y de dejar claros los aspectos que convierten el Turó -especialmente el claustro y la catedral-  en un conjunto único. En una de las “capillas” de la catedral se proyecta en bucle un audiovisual con imágenes tipo “antes y después” de las múltiples restauraciones que ponen los pelos de punta.  No les haré más spoiler. Si me quieren creer, atentos a las visitas guiadas que tiene programadas el Consorcio del Turó de la Seu Vella. Son visitas para entender mejor Lleida, para entendernos, si es que es posible llegar a entendernos.  

viernes, 7 de junio de 2019

Tiempo de reflexión en el PSC Lleida.


Sé que a toro pasado todos somos más listos, pero cualquier persona mínimamente seguidora de la política local de Lleida sabía que era difícil revalidar la alcaldía.  La ola amarilla surfeada por Junqueras, el natural desgaste por el tiempo del PSC en Lleida y una lista empática de ERC (todo ello mezclado y no agitado) hacían previsible el resultado del 26 de mayo.  Vienen en el PSC Lleida días de reflexión serena; de reflexión constructiva. Tan injusto es atribuir la pérdida de la alcaldía al gobierno de los últimos años de Àngel Ros, Félix Larrosa & Co como atribuírsela a la candidatura que ha obtenido siete concejales.  No parece disparatado afirmar que estamos donde estamos fruto de muchos factores todos ellos relevantes, todos ellos causantes y todos tenemos parte de responsabilidad. Alguien dijo una vez que trabajar en equipo tiene una cosa muy buena: siempre puedes echar la culpa al otro cuando vienen mal dadas; pero eso aquí ya no cuela.   ¿Nuestra lista podría haber sido más potente? Tal vez.  ¿La pasividad del gobierno municipal socialista durante el 1 de octubre nos ha pasado factura? Tal vez sí, pero son todas conjeturas y con conjeturas pasadas no se gana el futuro.  Hoy toca encarar un nuevo tiempo con humildad, aprendiendo de los errores del pasado y contando con todo el mundo.  
Hay que estar muy orgullosos del bagaje del PSC en Lleida. Somos una ciudad con una calidad de vida por encima de la media española. Una renta per cápita elevada en relación al entorno. Tenemos una red importante de equipamientos sociales y culturales creados con amplios consensos políticos que son un activo para el desarrollo de la sociedad y todo con el liderazgo de Antoni Siurana, Àngel Ros y el último año de Félix Larrosa. Para volver a liderar la acción de gobierno toca fortalecer el partido implicando sobre todo a las personas que durante cuarenta años han tenido responsabilidades sociales y responsabilidades de gobierno para reforzar un Grupo Municipal que suple con ganas e ilusión su falta de experiencia política. Es necesario, y esto es importante, que el partido sea por fin vinculante en el día a día de la política municipal. Toca ganar el futuro, y para ello el tópico “unidad” deviene más que nunca imprescindible y yo añadiría otro: humildad.  

domingo, 19 de mayo de 2019

La EMU y la campaña electoral.


Nunca escribo sobre mi trabajo en este blog, pero hoy haré una excepción. La Empresa Municipal d’Urbanisme de Lleida (EMU) es un tema recurrente en cada campaña electoral municipal. Les sintetizo aquí tres argumentos para que puedan fabricarse una opinión sobre ella:

1.- La deuda de la EMU se generó en dos operaciones importantísimas para la ciudad: el cubrimiento de las vías –incluido el "puente Manterola”-  y la compra de suelo industrial. Las dos grandes actuaciones se decidieron con amplio consenso político. Como anécdota les diré que el cubrimiento de las vías ha sido el emplazamiento elegido por la ERC de Miquel Pueyo para hacerse la foto de presentación de su candidatura, no me extraña, todos estamos orgullosos de esa magnífica obra que eliminó la dramática cicatriz urbanística que separaba Balafia y Pardinyes del resto de la ciudad. La segunda operación que generó la actual deuda fue la adquisición de suelo industrial. Las compras se hicieron adoptando el criterio mayoritario del momento (un buen criterio) de la Cámara de Comercio, Diputación y agentes sociales. También la Generalitat, lógicamente,  compró en el mismo periodo suelo industrial en el mismo polígono que la EMU puesto que era una de las evidentes carencias para el desarrollo económico y social del territorio. Hoy ese suelo es patrimonio público pendiente de desarrollo.  No parece coherente aplaudir ayer estas actuaciones y renegar hoy de su factura.  

2.-  Hay un cierto consenso –como en todo en la vida dejamos al margen los extremismos- en que la política social de vivienda se está llevando razonablemente bien desde la EMU.  Las cerca de 300 viviendas propiedad de la empresa se gestionan con criterios de política social; eso se traduce en que los alquileres que generan esos inmuebles vienen determinados por la legislación de vivienda, no por las “leyes” de mercado.  Muchos de esos alquileres sociales oscilan entre el 10% y el 18% de los ingresos del conjunto de la familia vulnerable. En la práctica supone una media de 150€ de renta mensual de alquiler por vivienda. El índice de morosidad es importante, y las técnicas de la EMU negocian uno por uno los casos de impago, dejando el desahucio como última medida para esas pocas personas en las que queda acreditado que no pagan porque no quieren, no porque no puedan. No parece coherente, tampoco aquí,  aplaudir los alquileres sociales para familias necesitadas y criticar que no se amortiza rápido la deuda de la EMU.

3.- La deuda de la EMU está consolidada con la del Ayuntamiento. Si la opción es liquidar la empresa el Ayuntamiento seguirá debiendo esa cantidad más los costes de liquidación de la sociedad  y suprimiría un instrumento ágil y eficiente para la gestión de la política de vivienda pública y el desarrollo urbanístico. No parece coherente, en términos económicos, su liquidación tal como propone algún candidato más al contrario, hay que aprovechar las potencialidades de la EMU.

La salud de la EMU va ligada principalmente a la salud del mercado inmobiliario y al desarrollo urbanístico y ese no es un reto exclusivamente local, es un reto de país. Y en eso hay que estar.