Demoledor alegato de Angels Barceló contra el veto de PODEMOS a Iñigo
Errejon en la tertulia política Hora25 de la SER. Aquí les dejo el enlace (3’25’’) para que lo escuchen. En resumen: PODEMOS se carga a Iñigo de la tertulia
-llevaba más de tres años participando- y
exige a Barceló la incorporación de Irene Montero; lo que se conoce
coloquialmente como un “trágala”. Angels Barceló se niega en banda argumentando que su único objetivo es hacer un
buen programa de radio y por ello elije el contenido e, importante, a los
invitados. Sigue Barceló que el Jefe de
Comunicación de PODEMOS le dijo que, tras Vista Alegre II, Errejón ya no
representa la posición dominante del partido. Ella le responde que la SER no acepta
imposiciones de ningún partido.
En Lleida prácticamente todas las radios locales, además de la televisión, organizan tertulias políticas. Es habitual que los medios locales soliciten a los partidos su tertuliano sin cuestionarlo, y es poco habitual que el medio exija un nombre concreto diferente al que designa el partido, como ocurre en este caso con Errejón. ¿Quién debe decidir los nombres de estos tertulianos? ¿El medio o el partido?
Los partidos siempre envían (¿imponen?) personas que, teóricamente, representan en ese momento la posición de la mitad más uno de la organización; Irene Montero en el caso que hablamos. Pero a veces esos elegidos no cumplen las expectativas o las necesidades del medio, bien por discutibles aptitudes comunicativas, bien porque las circunstancias personales del tertuliano no van con el espíritu del programa o su audiencia, en cuyo caso el medio debería descartar amablemente el tertuliano: 1-0 a favor del medio. Pero, por otro lado, estarán conmigo en que la organización política tiene derecho a decidir quién habla públicamente en su nombre en cada momento. Es un principio general básico de representación: 1-1 empate.
En Lleida prácticamente todas las radios locales, además de la televisión, organizan tertulias políticas. Es habitual que los medios locales soliciten a los partidos su tertuliano sin cuestionarlo, y es poco habitual que el medio exija un nombre concreto diferente al que designa el partido, como ocurre en este caso con Errejón. ¿Quién debe decidir los nombres de estos tertulianos? ¿El medio o el partido?
Los partidos siempre envían (¿imponen?) personas que, teóricamente, representan en ese momento la posición de la mitad más uno de la organización; Irene Montero en el caso que hablamos. Pero a veces esos elegidos no cumplen las expectativas o las necesidades del medio, bien por discutibles aptitudes comunicativas, bien porque las circunstancias personales del tertuliano no van con el espíritu del programa o su audiencia, en cuyo caso el medio debería descartar amablemente el tertuliano: 1-0 a favor del medio. Pero, por otro lado, estarán conmigo en que la organización política tiene derecho a decidir quién habla públicamente en su nombre en cada momento. Es un principio general básico de representación: 1-1 empate.
Soy consciente que el criterio puede variar en función de la titularidad del medio: pública o privada, y es determinante que nos encontremos o no en período electoral, pero en general la mejor solución, como en casi todo, nace del equilibrio; del consenso de nombres para dar con la persona que mejor cubra las expectativas de la cadena y las de la ejecutiva de turno de la organización política, que debe velar por la coherencia del mensaje. Sin manías, con transparencia y sin "trágalas". De lo contrario pueden toparse con el “Efecto Barceló”: PODEMOS se queda sin voz en la tertulia de Hora25.