Misión cumplida.
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| De izquierda a derecha Guillermo, Miquel y Jose |
Jose, Miquel y yo finalizamos “dignamente” nuestra primera maratón. 42 kilómetros por las calles de Barcelona en un día magnífico junto a 20.000 corredores y corredoras más. Si tuviera que dar un titular lo tendría claro: “Dolor de piernas”. A partir del kilómetro veinte y mucho apareció un dolor agudo en los músculos de las piernas que me acompañó, en tendencia ascendente hasta la meta y el día después. Lo mismo le pasó a Miquel. A Jose no tanto, iba más cómodo, pero sufrió de lo lindo en los kilómetros finales. Pagamos la novatada. A los corredores expertos les afecta menos este dolor, porque dominan las técnicas de estiramientos y cuidan al detalle la alimentación para reducir el sufrimiento muscular.
Pero con todo es una gran experiencia. Muy grande! Repetiremos. El acontecimiento es espectacular; los vecinos de Barcelona se vuelcan en la carrera; 51 puntos de animación musical y de baile en ambiente festivo. Un 46% de los corredores inscritos eran extranjeros, lo que nos da una idea del impacto turístico y económico que supone para Barcelona. Nadie va a una ciudad extranjera a correr una maratón una mañana y se vuelve por la tarde. La estancia del corredor y sus acompañantes dura mínimo dos o tres días. También la mayoria de corredores nacionales pernoctan en Barcelona; los de Lleida, por ejemplo, todos dormimos allí la noche antes.
No soy un entendido, pero para mí la organización fue excelente. Los continuos avituallamientos de agua y bebidas isotónicas, incluso de fruta y frutos secos, hacen más llevadero el “suplicio” y reducen los riesgos físicos asociados al sobreesfuerzo.
Hicimos un tiempo de 4h.38’, lo que supuso llegar a meta más o menos en las posiciones 14.000. Acabar era nuestro objetivo y lo hemos conseguido.
Tengo que darle las gracias a Mercè, mi mujer, por la paciencia que ha tenido en los ratos de entrenamiento.
Hasta aquí la aventura de la Maratón de Barcelona. Hasta la próxima.
