lunes, 16 de agosto de 2021

¿Me escuchas? Te va a tocar la lotería.

El pasado sábado una buena amiga de Ares -hoy también es amiga mía- nos invitó a comer un arroz en el Tenis de Torredembarra. Fue una de esas comidas de carcajada, y además, nos contó una historia entrañable que no puedo apalancarme. Ahí va.

A principios de verano mi amiga se encontraba haciendo cola en una dependencia de Correos en Barcelona.  No sé  bien si hacía la cola para enviar una carta o para recoger un paquete. Lo cierto es que estando a punto de tocarle el turno escuchó como el trabajador de Correos ofrecía amablemente, desde detrás del mostrador, un billete de lotería al señor que ella tenía delante. El señor rechazó el cupón con desdén; actitud que la incomodó. Ese hombre había estado ciertamente desagradable ante el gesto amable y simpático con el que el trabajador de Correos ofrecía el dichoso cupón de lotería. Cuando llegó su turno, mi amiga,  entre rebelde y solidaria, soltó de primeras un “pues yo sí quiero el billete”. El dependiente de Correos la miró a los ojos y con una sonrisa cómplice le dijo: “El 22 de julio te va a tocar la lotería ¿Me escuchas?  El 22 de julio te va a tocar la lotería”.  Ella no suele jugar, no acostumbra a comprar lotería ni le venía especialmente bien hacerlo ese mes. Aun así,  la escena que presenció movió algo en su interior que la empujó a comprarlo.

Pasaron los días y mi amiga tuvo visita en el médico. Se sentó delante del oncólogo a la espera de recibir los resultados de la biopsia de un bulto en el pecho que había hecho saltar las alarmas de su ginecólogo. Mi amiga se agarró a la silla cuando el médico empezó a hablar: “Mira, es un tumor maligno, eso ya lo intuíamos,  pero no es nada abrasivo. Hay que operarlo, sí,  pero es fácil de eliminar y no necesitarás radio ni quimio. Has tenido mucha suerte, no te quepa duda: te ha tocado la lotería. ¿Me escuchas? Te ha tocado la lotería”. Y el doctor firmó su diagnóstico en Barcelona, a 22 julio de 2021.

Recién salida del centro médico, transitando por la Illa Diagonal con sus hermanas, compró un bonito marco blanco para el billete de lotería que hoy está colgado en un lugar destacado de la  pared principal del salón de su casa.