miércoles, 19 de julio de 2017

Where the streets have no name.

 Puedo entender el trance que alcanzan algunos devotos de la virgen de Lourdes o del Rocío en sus santuarios. Curioso asunto el de los estadios emocionales. Cada uno lleva su éxtasis particular como buenamente puede: unos la virgen, otros la literatura, el fútbol,  algunos pocos el discurso de su líder y muchos la música.
Miren, yo diría que ayer entré en trance gracias a la música, o al menos eso creo.  Y no me siento extraño por ello; 50.000 personas más iban de un palo similar en el Estadio Olímpico Lluís Companys de BCN sabiendo que estaban formando parte de algo mítico. Hablo de U2, The Joshua Tree Tour. Nadie se abalanzó sobre Bono como si fuera la Blanca Paloma pero entiéndanme, el momento trajo esa sensación de profunda evasión que genera la música en circunstancias elegidas. El comienzo del concierto fue de caída en montaña rusa. Once canciones del legendario álbum por orden y del tirón.  El estadio se derrumbaba sin tiempo a reaccionar entre tema y tema. Algunas personas con las manos en la cabeza, muchas con los brazos al cielo como si cruzaran la meta. La esencia de los 80 fusionada con la tecnología del 2017 para generar un ambiente único con Where the streets have no name, que mantiene esa fuerza inexplicable que mueve el mundo.  The Joshua Tree acompañó millones de historias personales. La mía, intensos recuerdos de adolescencia, el primer amor, los primeros excesos, el primer desengaño; en definitiva el estreno de la vida real.  Y tras 30 años ahí siguen temas como With or without you,  con la mágica capaz de desmontar a cualquiera que la escuche un directo.
Les dejo una valoración política del concierto. Porque U2 también es política ya lo saben. No deja ninguna actuación pública al margen de la lucha por la justicia social. No en vano se acordaron y bien del problema Donald Trump, pero me llamó más la atención otro gesto.   El penúltimo tema era en homenaje a las mujeres de todo el mundo y todos los tiempos que luchan o han luchado por los Derechos Humanos. A “todas las grandes mujeres en circunstancias adversas” dijo Bono.   En una gigantesca pantalla se proyectaban imágenes de algunas de ellas: Marie Curie, Ana Frank, Pussy Riot entre muchas otras. Al final dos españolas: Clara Campoamor e Isabel Coixet. Les dejo aquí el último artículo de Coixet; la directora de cine argumenta, en referencia al dichoso ‘Procés’: “¿Debimos hablar alto y claro antes? Por miedo a que nos llamaran fascistas o españolistas, unionistas o peperos hemos acabado de comparsas de un espectáculo lamentable y peligroso”. 
Lo dicho.  Gran mujer en circunstancia adversa.