jueves, 10 de mayo de 2012

El primo escocés de Hollande.

Mi primo Guillermo Hervera me ha invitado a participar en su blog. Veo que en su post más reciente nos trae, a sus seguidores, una parte por él escogida del programa económico del recientemente elegido nuevo Presidente de Francia.

Esto explica porqué me permito la licencia de adjudicar un parentesco ficticio a Monsieur Hollande. ¿De quién se trata? Pues del escocés John Law,  que nada menos que puso en marcha lo que, para entendernos, consideramos el primer Banco Central de Francia, llamado Banque Générale en un primer momento, Banque Royale después, hasta llegar, en 1800, a denominarse definitivamente Banque de France, que todavía hoy sigue siendo.

Como yo no soy economista ni experto en la materia, vaya por delante que solamente pretendo aportar algunos datos para que los seguidores de Guillermo puedan investigar por su cuenta, si les interesa esta breve reseña, en el caso de que no conozcan al personaje.

John Law nació en Escocia en 1671. Sus datos están al alcance de cualquiera por lo que solamente resaltaremos la profesión de su padre, a la sazón, orfebre y sus estudios de Economía. Brillante y observador, tiene que huir de su país por matar a su oponente en duelo. Aprovecha su devaneo por Europa para proponer en diversos Estados europeos las teorías económicas (Consideraciones sobre el dinero y el comercio, 1705) que va elaborando. Para explicarlas lo citare a él: “El dinero alimenta la Sociedad como la sangre nutre al cuerpo”, “Los países ricos son aquellos en los que existe gran cantidad de moneda; los países pobres son aquellos en que la moneda es rara”. No tiene éxito en ninguna de sus propuestas.

Sin embargo, sus ideas sí triunfan en Francia, país al que Law llega en 1715, pero, ¿por qué allí y no en otros? Quizá tenga algo que ver que Francia estuviera en bancarrota por las deudas contraídas por Luis XIV en sus numerosas guerras, y que estuviera en el poder el regente Felipe de Orléans, (ya había temporalidad entonces…) y no el siguiente Rey Luís. En todo caso el de Orleans le autoriza para crear un Banco, y Law pasa a la acción.

Su Banque Générale era una sociedad anónima con capital dividido en acciones. Empezó bien, Law había introducido procedimientos desconocidos en Francia, como la transferencia bancaria, y la nueva institución resultaba tremendamente competitiva. Los billetes eran emitidos contra depósito de moneda efectiva (aunque no circulante, pero que correspondía a una cantidad invariable de oro y de plata), y pagaderos a la vista. A causa de las numerosas devaluaciones sufridas por el dinero metálico, los billetes fueron aceptados con entusiasmo general. El Estado, avispado como de costumbre, autorizó su uso para el pago de los impuestos. Esto fue la puntilla. Prudente como un león al acecho, Law pronto empezó a emitir más papel que reservas de oro y plata en una relación de dos a uno. Fue un éxito.

Por aquél entonces Francia se había hecho con el control de una inmensa parte de Norteamérica, a la que, con su natural originalidad, había bautizado como Luisiana. En agradecimiento por la buena racha de los negocios de ambos, el Regente debió juzgar interesante autorizar a Law la explotación de sus dominios, de manera que las crecientes cantidades de billetes que -sin parar- imprimía Law, pudieran tener la oportunidad de encontrar nuevos respaldos. O quizá fuera el escocés quién viera la jugada. En todo caso se puso en marcha la Compañía de Occidente, o del Mississipi. Previa y casualmente, circulaba por toda Francia el rumor de que en aquellas lejanas tierras había mucho oro, aunque nadie lo hubiese visto. Las acciones de la compañía subieron como la espuma de una burbuja. El templado Gobierno francés acordó con Law la cesión del capital a cambio de una generosa renta (¿dejá vu?) con el fin de liquidar la deuda pública. Ya tenemos la Banque Royale. En este punto podían comenzar las emisiones de billetes ya no vinculadas a los depósitos, sino a las exigencias de la economía/Estado. Resulta innecesario decir que la masa monetaria aumentó en proporciones royales, nunca vistas, (como el oro de Luisiana).

El desequilibrio entre moneda en circulación, (superior a 2.500 millones), y la efectiva (no llegaba a los 1.000 millones, se agravó en cuanto empezaron los problemas para convertir moneda y acciones, en oro, exigencia realmente desagradable que hizo perder al Gobierno y a Law el control de la situación. Casi medio millón de personas se encontró con un papel inservible y fue a la ruina, si bien es cierto que cuando su sistema fue liquidado, la deuda pública del reino de Francia había disminuido en más de la mitad. (Juzguen uds. quién pagó). Durante más de cincuenta años nadie en Francia quiso volver a oír hablar de bancos y de papel moneda.

La de Law es, probablemente, la primera experiencia moderna con papel moneda en Europa. El papel moneda es dinero con muy poco respaldo, y desde 1971, con el final de los acuerdos de Breton Woods, con ninguno. Hoy en día al dinero sin respaldo se le denomina dinero fiduciario, abreviado Fiat, (debería separarse la t, Fia –t, puesto que se fundamenta en la “fe” del usuario).

Hoy en día, Mr. Hollande debe adaptar su política económica a un Euro que es 100% dinero Fiat, y a una economía globalizada en la que el PIB mundial es de 70 billones de dólares, el mercado de obligaciones es de 95.000 billones de dólares (más de 1.000 veces más), las bolsas “valen” 50.000 billones de dólares (casi 1.000 veces más) y los derivados “valen” 466.000 billones de dólares (más de 6.500 veces). Si consideramos el PIB como el respaldo real de la economía… seguro que John Law estaría orgulloso de su herencia, aunque él, como muchos otros que sufrieron sus ideas, murió arruinado.

Carlos Nadal.