Zona está dirigida por Elisabet (Eli) Zucar, una fábrica de
proyectos que vive por y para la enseñanza de las artes escénicas. No entiendo
como los estudiosos locales de las técnicas de liderazgo no se ha fijado todavía en su caso. Zucar conoce todos
los movimientos (en sentido amplio del término) de los chavales (y no tan
chavales) de la academia, y es capaz de motivarles en el desierto. No contenta con esto, cuesta poquísimo enredarla en proyectos de
ciudad.
Las clases de baile son un espectáculo
de compenetración de equipos, disciplina, esfuerzo y constancia. Meses de
trabajo para tres minutos de ejercicio. Y si se trata de tres minutos de competición, por
ejemplo de Hip Hop, se suma la inquietud de depender de la digestión de tres jueces y de su estado de
ánimo. Pero así son las reglas, y parte de la
grandeza de las competiciones pasa por aceptarlas y seguir trabajando sin que te
afecten lo más mínimo.
Un combustible básico de la ilusión
es la música, y con música el baile y la expresión corporal. Si se hace en
grupo se forja la convivencia y la cohesión, valores fundamentales del civismo.
Proyectos como Zona Making Of curran en la fábrica del cemento que construye una
ciudad mejor. Por cierto, por respeto al baile, y pese a lo
mucho que insisten “Los últimos de la fila” (en especial la persuasiva Jené) yo no
bailaré nunca más allá del Aplec del Caragol y fiestas de guardar. Aborten misión. Aunque…si
quieres hacer reír a Dios...